Llegó el momento de desprenderse de ese viejo coche que tantas aventuras pasó contigo: aquella primera cita, ese viaje a la playa de locura con amigos, aquella vez que hubo que dormir dentro para refugiarse… Nuestros vehículos tienen historias y sentimientos vividos en ellos, que acaban reciclándose en un lugar que lleva más de tres décadas dando servicio a los conductores de la Sierra Noroeste: Desguaces Plaza.
Aún recuerdo, allá por el año 1999, recorrer sus pasillos en busca de piezas de mi primer coche, un Fiesta XR2i; un bólido de carreras que daba tantas alegrías como reparaciones. Y es que muchas generaciones de este pueblo hemos pasado tiempo allí buscando ese manguito que siempre se rompía, el retrovisor de turno que te birlaba algún caco, esa suspensión que provenía de un siniestro o unas ruedas a buen precio. Antes de la masificación del polígono y las tiendas de recambios, allí estaba ese lugar mágico para mí y para muchos. Clásicos del Pueblo hace parada hoy en uno de los negocios familiares más emblemáticos (e imprescindibles) para el pueblo: Desguaces Plaza.
Todo comenzó con el patriarca de la familia Plaza. Empezó a trabajar como chapista en un taller, aprendió y le gusto el mundo del motor. Cuando nuestro P29 aún estaba en “bragas” como aquel que dice, el 21 de junio del año 1983 para ser exactos, desguaces Plaza arrancaba su camino en un lugar que era muy usual en nuestra zona por los años 80, una vaquería.
Al principio, tal y como nos cuenta Conchi, la matriarca, solo tenían una valla y un autobús como oficina. Eran tres empleados y los que ahora son piedra angular del negocio, los hermanos Plaza, eran niños que en vacaciones de verano ayudaban a sus padres y aprendían el oficio. Ahora puedes ver a tres de los cuatro hijos trabajando en las instalaciones. El polígono comenzó a florecer, compraron otras parcelas y fueron la primera licencia del P29, historia Villalbina en estado puro.
Sé que muchos de nuestros lectores se las saben todas y conocen las vicisitudes de un desguace y su funcionamiento, pero para los despistados o para aquellos que aún no hayan tenido que hacer uso de él, os haremos una breve explicación de qué se puede encontrar en un desguace y cuál es el servicio que dan a la comunidad.
El desguace se encarga de recibir coches que han tenido siniestros que hacen imposible su arreglo o vuelta a la circulación, y también coches viejos que los propietarios ya no quieren dar uso o simplemente están estropeados. Esta la opción de llevar tu el vehículo por tus propios medios: Grúa o conduciéndolo hasta las instalaciones. O también existe la posibilidad de que el propio desguace sin ningún coste para el usuario, vaya con alguna de sus grúas a recoger el vehículo al punto donde esté.
Para los que no lo sepan y como información valiosa, el desguace suele pagar una cantidad al propietario por la entrega del coche, el montante aumentará o bajará según los años que tenga el coche y la posibilidad de aprovechamiento en piezas que puedan recuperar para su posterior venta. Si tu coche ha sido calcinado por alguna razón, simplemente lo descontaminarán y lo compactarán pero no recibirás nada. Para deshacerte de un coche has de llevar: ficha técnica del vehículo, permiso de circulación y fotocopia del D.N.I. del titular.
Mucha gente se preguntará qué medidas medioambientales lleva a cabo un negocio como este cuando trata con tanto metal, líquidos y piezas que en muchas ocasiones son altamente contaminantes. Desguaces Plaza pertenece a AEDRA (Asociación Española de Desguace y Reciclaje de Automovil). Cuentan con todas las homologaciones del ministerio para el reciclaje, recuperación y descontaminación de vehículos. Desde el año 2003 cuentan con el Sistema de Gestión Medioambiental UNE-EN ISO 14001, que en palabras más cercanas coloca a la empresa que lo usa como una organización socialmente responsable, que se encarga de la gestión de recursos y residuos para lograr el mínimo impacto negativo en el medioambiente.
Desguaces Plaza es un referente empresarial en Collado Villalba y en toda la zona Noroeste de nuestra sierra, una familia que con esfuerzo y muy buen trabajo han logrado hacer grande una empresa que comenzó en una vaquería, un ejemplo de esfuerzo y constancia Villalbina.
Para un servidor, siempre será aquel mágico lugar donde de joven pasaba horas con mis amigos para conseguir la pieza justa o donde otro de sus míticos empleados, que ahora se encarga de la grúa, David Garcia Luque “El Tore”, nos cambiaba las ruedas y nos hacía pasar momentos de risas inolvidables.
Edmundo Neva para www.quienesquienenvillalba.es