¿Cuántos villalbinos habéis cruzado esa puerta durante los casi 50 años que lleva recibiendo alumnos? Vuelve Villalbantaño, cómo no, de la mano de nuestro vecino villalbino Don Enrique G. de Herreros que en esta ocasión nos habla del primer instituto que existió en la sierra: El Jaime Ferrán.
Buenos días vecinos, hoy voy a hablar de un tiempo algo lejano, de hace unos 40 años…
Voy a hablar de nuestro instituto, el Jaime Ferrán, y en concreto (aunque presente algún dato más) de los 2 años en los que tuvo una comunidad más familiar, que fue en los cursos del 74/75 y 75/76, cuando el número de alumnos rondaba entre 300 y 350 personas, por lo que era un instituto con muchísimos profesores y muchísimas aulas para muy pocos alumnos.
La construcción del Jaime Ferrán se aprueba en abril de 1966, con un presupuesto de 33.500 euros (algo más de 5 millones y medio de pesetas) y se inauguró año y medio después.
Yo llego al Jaime Ferrán en el año 70, en 2º de Bachillerato, el Bachillerato del plan de 1953, que para aquellos que tengan menos de 55 años, habrá que decirles que entonces llegábamos al instituto con 10 años, hacíamos 6 años de Bachillerato y COU y salíamos con 17 a la Universidad.
Pero ese plan cambió prácticamente después de llegar yo, dado que el plan del 70, que se empezó a usar en el 71, establecía ya que los chicos llegaban al instituto con 14 años y salían con 18. Eso supuso que durante 4 años, en los cursos del 71, 72, 73 y 74 no entró nadie en el instituto y sí salía cada año un curso, con lo cual, el número de alumnos fue reduciéndose .
El año que menos gente hubo, que fue en el 74/75, había nueve grupos y ninguno llegaba a los 30 alumnos, con lo cual el número era sustancialmente inferior a 300. Y el curso siguiente, el curso en el que yo salí, acababa de entrar el primer 1º de BUP , por lo que el instituto era un poco más grande, pero tampoco andaría más allá de los 350 alumnos.
El instituto tenía durante aquella época , y tuvo durante más de una década, una directora que era catedrática de dibujo, Mercedes Darcourt, de la que se acordarán probablemente porque además tiene bastante nombre en su faceta artística. Por otro lado, hemos tenido muy buenos profesores de dibujo, o los tuvimos en aquella época. El otro miembro del grupo de profesores de dibujo era Ricardo Zamorano, un grabador de bastante prestigio.
El hecho de que los directores se extiendan en el tiempo, es lo que estamos viendo también con el actual, Pedro, que lleva camino de dos décadas como director del mismo.
El instituto que yo conocí cuando llegué, era un edificio que solo tenía lo que es la fachada principal, es decir, lo que se ve desde el aparcamiento, no tenía nada de profundidad. Un edificio que donde hoy esta la sala de reuniones, sala de juntas, el salón de actos… antes era el comedor.
Dado que este era el único instituto que había en toda la sierra, (el segundo fue el de San Lorenzo de El Escorial que se construyó en el 75) aquí venía a estudiar gente de Becerril, de Guadarrama, de Cercedilla y de toda la sierra, y comían aquí porque antes el curso era de mañana y tarde.
Éramos un instituto muy familiar, la gente llevaba a lo mejor 5 o 6 años conviviendo y éramos todos los que estábamos allí, conviviendo además con un claustro muy similar en general, en cuanto a ellos.
Mi relación con el instituto no solo se debe al hecho de que nosotros somos una familia grande, somos siete hermanos, con lo cual hubo hermanos míos en el instituto desde el año 70 en el que entramos los tres primeros, hasta el año 85 que salió la más pequeña. Posteriormente han entrado mis hijas y sobrinos (todavía queda alguno allí), y hace unos meses mi hija mayor trabajó como profesora en prácticas en este instituto.
Por lo demás, yo he vivido durante 20 años frente al instituto. Era un instituto que no tenía ningún árbol, solo había una encina junto a la puerta que sigue estando allí. Toda la arbloleda que rodea actualmente la parte delantera del instituto, se la debemos a un catedrático de matemáticas del que hablé el otro día porque se presentó a las primeras elecciones municipales, Luis Benito, y de hecho se llama Jardín Luis Benito. Él, en el curso 74/75 empezó a plantar árboles, luego fue consiguiendo dinero para comprar especies más difíciles de encontrar, y ha conseguido que en estos momentos sea un arbolado muy bonito.
Posteriormente, en el año 72/73, el instituto ya se queda pequeño y se construye toda la parte de atrás, a excepción del edificio que queda pasado el bar… El bar para nosotros era muchísimo, la figura de Delfín (que lamentablemente nos dejó) y la de su mujer, Carmen, son conocidas por cualquier villalbino que haya estudiado en el Jaime Ferrán. Las tortillas de Carmen o las sonrisas de Delfín, es algo que a todo el mundo se nos ha quedado grabadas.
Era un sitio al que ibas en cualquier momento, en el que había gente que te hacía favores detrás de la barra, un bar que no había caído todavía en la histeria de lo políticamente correcto, era un bar donde se fumaba.
De hecho, en el instituto se fumaba en las aulas en aquel momento, era un bar donde se servía alcohol sin destilar a los alumnos, e incluso, por decisión de la dirección, a las alumnas que estuviesen en el periodo se les podía servir ginebra, lo cual era una historia muy difícil de comprender para la gente de ahora, que no entienden que hay determinadas cosas que no eras malas en sí, sino solamente por el abuso.
Un instituto donde había, por la época, mucha ideología política… Tuvimos un caso muy famoso de dos profesoras que en primavera del 75 fueron detenidas por su pertenencia al partido comunista de España. Luego, realmente, estuvieron 48 horas retenidas y fueron liberadas. Pero eso supuso una revolución para el instituto, por el hecho de que se presentara la secreta en el propio instituto y las arrestara dentro del mismo y las sacara.
Fue algo revolucionario hasta el punto de que los profesores tuvieron que ir clase por clase diciendo que nadie había tenido nada que ver, que no había habido denuncias, que el profesor delegado de falange que nos daba aquella famosa asignatura que se llamaba “Formación del Espíritu Nacional y de Política”, no tenía nada que ver, lo cual era cierto porque Rivas era muy buena gente.
Pero de aquello ya no queda nada, es decir, los últimos profesores que se han jubilado de aquella época son Carmen Hermida, que daba Gimnasia y se jubiló hace un par de años, y Blanca que daba Hogar y también se jubiló hace un año o dos, sino me equivoco.
Tampoco queda el eterno secretario del instituto; Santos. Un catedrático de Latín que, al igual que el director, el también era una figura perenne en el instituto, siempre le he conocido como tal.
Una persona pintoresca porque era el típico que cuando le veías entrar en el instituto sabías que hora marcaba el reloj, cuando le veías salir sabías que hora le marcaba el reloj y, como anécdota, y lo voy a dejar aquí, él obligó a que se le cambiara la papelera del despacho porque no era gris, era una persona absolutamente metódica.
Lo dejamos por hoy, espero que les haya gustado y volvemos pronto con la segunda parte. Gracias.
2 Respuestas de “Villalbantaño: El instituto Jaime Ferrán”
Bravo!!! por todos esos profes.
Hurra!!!A todos los alumnos.
Gracias!!! Por tu historia.
Esperando la segunda parte.