La primera entrega de nuestro especial “Clásicos del Pueblo” está llena de sabor y buen ambiente; del calor de un lugar que ha conquistado a varias generaciones de villalbinos gracias a su filosofía, carisma y excelente trato. Y es que, no eres de Villalba si… no conoces el Mesón El Castillo.
Todo pueblo tienen sus emblemas, esos rincones con encanto que caracterizan su esencia. Por eso hemos creado este rincón dedicado a todos aquellos que, con su esfuerzo, han construido nuestra historia, la historia de Villalba.
Comenzamos con un clásico entre los clásicos, conocido por muchos de vosotros, que nació hace 40 años en Villalba. Gracias a su trato cercano y familiar, quizás sea uno de los más consolidados y valorados por los villalbinos.
Regentado durante más de 30 años por su fundador, Jaime Castillo, que en noviembre de 1975 se embarcó en esta aventura a ciegas desconociendo el éxito que desprendería años después, dando nombre al hoy mítico El Castillo.
Este ciudadrealeño se decidió a formar parte de Villalba gracias a su amigo Jacinto Mayoral, constructor muy conocido en Villalba que levantó Mesón El Castillo (antes llamado Mesón Mayoral) y otros edificios cuando Villalba era poco más que arena. Estos dos amigos, llevaron el bar a medias durante sus primeros dos años de vida.
Fue entonces cuando Jaime se convirtió en el único patrón de este barco, en compañía de una maga a los fuegos, su mujer Justa. La mezcla de sus cualidades hizo que con el paso de los años El Castillo se convirtiera en todo un clásico de Villalba, un lugar característico, acogedor y con un ambiente muy familiar.
En ocasiones también contaban con la ayuda de dos de sus hijos que acudían cuando se les necesitaba, hecho que cada vez era más a menudo hasta entrar de lleno en el negocio familiar hace 30 años.
Sus hijos, Jose y Teo, se encargaron entonces de seguir evolucionando las claves de uno de los mesones más conocidos en la sierra, junto a sus padres Jaime y Justa, que siguieron al frente del negocio durante unos años más.
No es de extrañar que su clientela se haya ido fidelizando generación tras generación hasta conseguir ser un lugar para abuelos, padres y nietos juntos o por separado, este peculiar mesón deja cabida a cualquier edad.
Aunque el éxito de El Castillo deberíamos explicarlo sus clientes, el agradable y simpático Jose, entre risas, nos cuenta que se debe a lo guapo de sus camareros, y cree que, a parte de sus larga tradición, el buen ambiente (ya que nunca ha habido una pelea), la buena sensación con la que se va la gente (que se trasmite fuera) y los pequeños detalles son lo que hacen grande El Castillo.
Nosotros podemos añadir que nos encanta todo de este lugar, el “nuevo” diseño que se llevó a cabo en el 2007, dando al mesón un aire fresco a la vez que acogedor, correspondiendo estéticamente al nombre de restaurante, que nos encanta su gente, su trato, sus Waikikis y sus patatas Tamari , la abundancia de sus raciones y su precio.
Además de hacerse cargo de El Castillo, hubo un tiempo en que estos hermanos también eran atletas y corrían en distintas carreras de Madrid, fue entonces cuando se dieron cuenta de que en Villalba no existían clubes de atletismo ni carreras populares. Por esto, decidieron junto a su cuñado Javi, de Las Murallas Villa, crear el Club de Atletismo El Castillo.
De esto hace ya doce años y sin duda fue una manera muy acertada de promover esta actividad en nuestro pueblo. De este club nace en 2006 la primera media maratón de Villalba: La Tragamillas, en honor a Antonio Ledesma “el Tragamillas”, mítico corredor villabino y muy conocido en otros pueblos y ciudades por su estrecho vínculo con el mundo del atletismo. La famosa carrera villalbina, caracterizada por su trazado mixto y su excelente organización, fue un éxito desde sus comienzos.
Se puede decir que la familia Castillo ha contribuido notablemente al crecimiento de nuestro pueblo, tanto gastronómica como deportivamente. Hace unos meses, el mesón celebraba su 40 aniversario con una fiesta por todo lo alto celebrada en El Límite Live, el próximo domingo se celebra la décima edición de La Tragamillas.
Por todo lo que os hemos contado y lo que nos habremos dejado en el tintero… sólo nos queda decir una cosa… larga vida al club de atletismo, larga vida a La Tragamillas, pero sobre todo sobre todo ¡Larga vida a El Castillo!
4 Respuestas de “Clásicos del Pueblo: Mesón El Castillo”
Un bar mítico en Villalba, yo celebré mi comunión alli en el año 87, cuando la distribución era la original, asi alargado hasta el final, que recuerdos de toda mi familia alli comiendo… muy grande el señor Jaime (D.E.P) y Justa muy amigos de mis padres y sus 3 hijos Jose, Teo y Julia, han sabido llevar y explotar lo que el Sr Jaime creo, encima atrayendo a gente joven, que es donde radica el éxito de los últimos años de El Castillo o como lo llamabamos cuando yo era crio, “donde Jaime”… Muchos recuerdos tengo yo de esas 4 paredes, larga vida al Castillo!!!!
El Castillo. Qué Buenos momentos hemos vivido aquí y los que nos quedan por vivir.
Me encuentro como en casa! A los que lo conocéis, sabéis de que hablo, a los que aún no, os lo recomiendo y os animo, será la primera vez de muchas más porque seguro repetirás.
El Castillo.
Gran lugar en donde pude disfrutar de cajas de botellones y de muy buenas raciones. Lo mejor era el ambiente, los amigos que nunca olvido y las risas.
El Castillo se convirtió en lugar de quedada para luego irnos al Edificio Europa.
Ahora vivo en C. Real y no pasa ni un solo día sin añorar el Castillo las Murallas y sobre todo a mis amigos, amigos de verdad ( Tomás, Tomasín, Blanqui, Dito Emilio, Rizi, Mike, Chispa, el Bola, Carlos, Carmona, Ana y Beatriz, Nomi , Ruth, Blanca, Cristina, Selina, etc…).
Pronto volveré aunque sea para una caña.
Nunca olvido ni olvidaré a mi Villalba.