Las actividades al aire libre son pilares fundamentales en la vida de much@s villalbin@s. Por eso queremos dedicarle un rincón especial a todas esas rutas conocidas y por conocer que pueden realizarse desde nuestros parajes. En esta ocasión, uno de nuestros colaboradores más “en forma” nos habla de la ruta Peñaliendre y Silla del Diablo, apta para piernas bien entrenadas.
Esta ruta nace de la urbanización de El Mirador de la Sierra en Collado Villalba, y nos permite conocer un poco más los montes que abrazan y protegen nuestra población.
Es un paseo circular en el que salvamos un desnivel de 300 metros. El comienzo y la finalización de la ruta es una pista ancha de tierra que actualmente encontramos en obras por la canalización de aguas; el resto de la ruta transita por senderos y antiguos cauces de ríos y arroyos.
Un nivel sencillo que no permite muchas distracciones en sus tramos medios ya que encontramos algo de piedra suelta… el pequeñísimo precio que debemos pagar por disfrutar de unas espectaculares vistas y una tranquilísima convivencia con el medio natural que te rodea.
Cuando llegamos a la urbanización, tenemos que acercarnos con el vehículo lo más próximo a la falda de la montaña. Por ahí suele haber sitio para aparcar tu vehículo sin problemas. Entre los chalets descubrimos un camino de tierra que mira al monte, en el que es muy probable que nos crucemos con alegres vecinos que pasean a sus mascotas. Seguimos decididos hacia delante…
Detrás de una barrera rojiblanca, nos espera una pista ancha y tranquila por la que ascendemos una media hora hasta encontrarnos con una caseta de conducción de aguas. Muy importante tomar el camino que se separa a la izquierda unos pocos metros antes. La pista forestal se reduce de tamaño y en pocos minutos nos encontramos con el arroyo de El Barranco de el Contadero.
Empezamos un ascenso pronunciado por la escorrentía del río entre zarzas y matorrales que se empeñan en abrazarnos, cosa que logran si no estamos atentos. La jara y romero serán el perfume que acompañe nuestras pisadas en el viaje…
Seguimos ascendiendo hasta llegar a unas grandes rocas y tendremos que volver a cruzar el arroyo. El sendero se vuelve más pronunciado y nos encontramos camino de piedra suelta y erosionada por la acción de años de aguas. Aprovecha para darte la vuelta y disfrutar de la vista del serpenteante camino que dejas atrás…
Nos encontramos con grandes piedras cerca del camino en las que nos podemos subir y otear el vastísimo horizonte verde que gobierna nuestra sierra. Llegamos al Portillejo y, con asomarnos un poquito, podemos disfrutar de unas vistas asombrosas de Villalba y del camino que hemos dejado atrás.
Seguimos ascendiendo hasta alcanzar Canto Hastial (1372 m), el punto más alto de nuestra ruta. Desde allí podemos ver la sierra del Hoyo y una brutal pedriza verde con las que nos quedamos boquiabiertos… Siguiendo con el camino, paseamos paralelos a la linde que nos impide el acceso a un campo militar de maniobras. Pero podemos seguir disfrutando de unas incomparables vistas de la Pedriza.
En poco tiempo podemos ver la Silla del Diablo y un paisaje plagado de piedras calvitas, redondas y rodeadas de un verde jaroso, embriagados por el olor del abundante tomillo.
En este punto del camino, elegimos la bifurcación de la izquierda y pronto alcanzamos la Casa Peñaliendre, una antigua edificación en la montaña cuyos orígenes desconocemos, pero que sin duda invitan a la imaginación. En las cercanías de la quejumbrosa casa hay un mirador con maravillosas vistas.
El camino de vuelta al punto de partida desde la casa peñaliendre es un descenso precioso entre “trincheras” que han sido creadas por el río en su camino. Pronto comenzamos a andar entre pinos, chopos y olmos, que atestiguan que al lado de sus raíces serpentea en determinadas épocas un alegre riachuelo (El arroyo del barranco de peñaliendre). Caminamos dejando la Loma del Cuchillar a nuestra izquierda hasta llegar a una bifurcación que debemos a la derecha (en breve encontraremos una caseta de derivación de aguas).
El último tramo del camino es muy sencillo, atraviesa varios cauces y discurre entre un frondoso pinar. Dejamos a nuestra derecha el cerro Covacho y posteriormente el Cerro Lechuza (1118 m). Pasamos debajo de unos cables de alta tensión y en breve cruzamos con una ancha pista principal que tomamos a la derecha para cerrar el círculo de nuestra ruta.
¡Hasta la próxima excursión, amigos!