Toma de decisiones

Después de descubrir lo maravillosa que puede resultar la incertidumbre, llega el momento de tomar decisiones… Y aquí tenemos de nuevo al científico más romántico de Villalba dispuesto a alumbrar algunas claves en los caminos de nuestra mente… O en la de esa chica 😉

Somos lo que decidimos ser. Nuestra vida es una toma de decisiones constante, un camino lleno de bifurcaciones, en el cual aunque en ocasiones podamos volver hacia atrás, no se borrarán las huellas de los pasos dados.

En un viaje que realicé al Tíbet, una Maestra Zen, me susurró tres palabras, tres claves para ayudarnos a tomar, si no la mejor de las decisiones, la menos mala:

Intuición: Al contrario de lo que comúnmente se piensa, la intuición no es en absoluto azarosa, y podemos afirmar que en multitud de ocasiones la intuición es mejor consejera que nuestros pensamientos más racionales. El motivo es que el subconsciente tiene muchísima información acumulada, aunque no seamos conscientes de ello, la cual procesa velozmente a la hora de tomar una decisión. Por lo tanto no menospreciemos a nuestro subconsciente y permitámosle que haga su trabajo, dejemos que lo intuitivo prevalezca sobre lo racional.

Sentimiento: A la hora de tomar una decisión, conviene dejarse llevar por nuestros sentimientos, ya que estaremos provistos de una energía y un convencimiento que harán que difícilmente nuestra decisión no sea la correcta.

Riesgo: Merece la pena tomar riesgos a la hora de tomar una decisión. Al sopesar las consecuencias de tomar una mala decisión, siempre nos ponemos en el peor de los casos. Y aun en el peor de los casos, el ser humano tiene un afán de superación y de supervivencia a las peores circunstancias mucho mayor de lo que pensamos, siempre somos capaces de levantarnos y de revertir las adversidades con menos dificultad de lo que preveíamos en un principio. Por lo tanto merece la pena arriesgar, sin riesgo no hay gloria.

Por lo tanto, tomar vuestras propias decisiones, porque como bien me dijo aquella Maestra Zen, un deseo no cambia nada…pero una decisión lo cambia todo.

Quizás no haya existido nunca el citado viaje al Tíbet, quizás las claves para tomar las decisiones se las doy yo a la Maestra Zen en lugar de ella a mí…pero el pensar una u otra cosa…es ya vuestra decisión.

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