Música, historia, bricolaje, artesanía, creación, desarrollo, superación… Hoy descubrimos un apasionante proyecto educativo nacido en el corazón musical de Villalba que demuestra que, de una pequeña idea, nacen grandes sueños y que hay grandes valores y lecciones que caben en una pequeña caja, o mejor dicho, en un “Turleque Cigar Box”.
Nuestro pueblo guarda rincones e historias increíbles, esconde mucho más de lo que se ve a primera vista, y los que llevamos habitándolo tanto tiempo, sabemos que nuestro pequeño iceberg llamado Villalba es un crisol de personas e historias maravillosas. Hoy tengo el placer de presentaros a uno de esos hombres que hacen de este rincón de la sierra un lugar único.
Pedro Amador Huelamo, nacido en Madrid capital un 6 de Agosto de 1953, criado en Turleque, municipio de la provincia de Toledo, paleontólogo, piloto de motos en la modalidad de superbikes y resistencia, amante de la música, padre de dos hijas y constructor de instrumentos musicales en este nuevo ciclo en el que se ha embarcado…
La historia de Pedro está repleta de aventuras y me daría para escribir unos cuantos artículos. Hablando con él, me cuenta como aterrizó en Villalba, harto del Madrid de los 90´s y su pérdida de identidad. Allá por el año 1992 decide liarse la manta a la cabeza y trasladarse a la sierra, a una casa familiar que tenían en un mítico rincón Villalbino, el Puente del Herreño. Después se marchó a una casita de madera en la urbanización San Alberto Magno entre Galapagar y El Escorial, comenzó a trabajar en el Hotel Galaico y allí estuvo durante 16 años en la recepción.
Fue en el propio Galaico donde comenzó su proyecto y actual sueño Turleque Cigar Box. Haciendo noches en el hotel empezó a interesarse por los cigar box, instrumentos que provienen del medio oeste americano, creados por los esclavos que fueron raptados de África para trabajar en las plantaciones.
La historia dice que los señores de las haciendas cuando acababan sus cajas de puros se las tiraban a los esclavos como desdén e insulto. Lejos de ofenderles, estimularon su creatividad y comenzaron a crear estos instrumentos: guitarras, ukeleles, bajos, slide guitars. Utilizando tripas de animales para hacer las cuerdas, lograron hacer que la música prevaleciera ante el horror de aquella época, e inventaron el Blues, mezclando sus ritmos africanos, con su nuevo idioma e influencias de la música colonial.
Como os contaba, Pedro comenzó a interesarse por la construcción de estos instrumentos, en las largas noches del hotel, trasteaba, lijaba y creaba sus primeras cigar box. Después de un tiempo, empezó a pensar en la posibilidad de que los niños pudieran hacer lo mismo que a él le daba tanta satisfacción y empezó a desarrollar en su cabeza el proyecto que hoy después de mucho trabajo está sacando adelante, utilizar la artesanía, la cultura, las bellas artes y la música para estimular las mentes y corazones de nuestros jóvenes.
Por el camino se topó con Alvaro Díez, otro de los ilustres personajes de nuestro pueblo, creador de los locales de ensayo Grandmaster en el P-29, ex bajista de Dover, e impulsor de la música en la sierra. Alvaro decide dar soporte y apoyo a Pedro y le cede local en Grandmaster para que monte su taller y comience su andadura como artesano.
Después de dominar la técnica en la construcción de cigar box e introducirlos poco a poco en ferias de pueblo, eventos y realizar colaboraciones con ONG´S de ayuda a África, decide comenzar con lo que a él más le gusta, impartir talleres para niños y para mayores y poco a poco tratar de introducir su filosofía en los centros de educación de este país. La idea es que la experiencia llegue a todos los niños y puedan salir por un momento del mundo digital y sumergirse en el proceso de construcción e historia de la música que tantos valores aporta en esta sociedad cada vez más expuesta a estímulos que nos alejan de lo esencial.
Sus talleres se desarrollan por partes y para los niños todo comienza con un “kit”, compuesto por una caja de madera cuadrada, un mástil, un diapasón, clavijeros, cuerdas, puentes, cejuelas y pinturas para decorar, un instrumento desarmado y listo para montar. Todo el “kit” está listo y preparado para que los niños solo tengan que preocuparse de divertirse mientras aprenden y logren la satisfacción de crear con sus propias manos un instrumento que suena y que podrán llevarse a casa, decorado como ellos quieran. Además se les explica un poco de historia de la música y se les acompaña en todo el proceso de construcción, una experiencia única y realmente enriquecedora para todos los que la viven.
Como decía al principio nuestro pueblo guarda rincones e historias increíbles y la de Pedro y sus Cigar box es una de ellas, su proyecto está en plena expansión y promete muchas alegrías. Quien quiera contactar con él no tiene más que pasarse por su taller en Grandmaster en la Calle Vanadio 18 de nuestro P-29 o por sus canales en redes sociales:
“La cultura hace al hombre algo más que un accidente del universo”. André Malraux.
1 Respuestas de “Turleque Cigar Box: Artesanía como educación”
Me parece muy interesante.
Es una gran idea.
Y un bonito y original regalo.
Sabéis cuánto cuesta?