Os presentamos el segundo episodio de “Villalbinos por el Mundo”, un especial dedicado a todos los intrépidos villalbinos que, por un motivo u otro, han cruzado las fronteras de nuestro querido pueblo para descubrir otros rincones del planeta.
Nuestra segunda protagonista, azafatata de profesión y viajera por vocación, comparte hoy con nosotros el viaje de su vida, en el que su único compañero es un trolley lleno de confianza. Aunque su trayecto empezó en su adolescencia, desde bien pequeña ya viajaba imaginándose en un sinfín de rincones de este mundo: Bea Lagares
Parece mentira que hayan pasado ya tantos años desde aquel día, con 20 años, cuando decidí hacer la maleta por primera vez. Entonces era joven, inocente e inexperta en la vida. Eran muchos los motivos que hicieron que tomara esa decisión, pero a día de hoy, se que sólo fue uno en concreto: quería probar una nueva vida donde la principal protagonista fuera solo yo; se había despertado en mi mi espíritu aventurero.
Me aburre lo común, la rutina de vivir sin ilusiones. Entonces embarqué en el viaje hacia una nueva oportunidad: Londres. No elegí esta ciudad por nada en concreto, supongo que Londres siempre estuvo de moda, y allí podría, además, aprovechar y hacer otras muchas cosas.
Los inicios fueron muy duros, pero supongo que como en todo. Lo reconfortante era poder ir superando cada obstáculo con el que me encontraba, entonces es cuando sientes que te estas haciendo mayor…
Fueron los dos mejores años de mi vida. La conexión que logré encontrar conmigo misma, es la mejor sensación que jamás llegue a experimentar. Trabaje en 20 sitios diferentes hasta que un día, uno de ellos se convierte en el definitivo, por fin iba a llegar a fin de mes y podía estar orgullosa de sobrevivir el día a día.
Aprendí a cometer mis propios errores, a fracasar y superar cada reto, porque al fin y al cabo, la vida, la verdadera esencia de la vida es esa, superarte y poder con los elementos, porque era lo necesario para conocerme totalmente, encontrar mi sello personal. Nunca ves el momento de volver, porque tu vida ha dejado de ser la que era, pero siempre ocurre algo que te obliga a hacer la maleta una vez más.
Pasé del frío y húmedo Londres a la soleada y poco tranquila isla de Ibiza. Allí continúe mi viaje personal durante dos veranos, hasta que llegó el momento de pararme a pensar , que camino seguir para formar un futuro. Y decidí, y volví a arriesgar.
Decidí dedicarme profesionalmente a aquello que no cortara mis ansias de viajar, y gracias a ello, he disfrutado de paraísos reales al otro lado del mundo. No podría enumerar cada percepción de la vida que he conocido en todos los lugares que he visitado, y no quiero dejar de hacerlo.
Ahora vivo en Florencia desde hace 8 meses. Volví a cerrar la maleta y dejar en standby, una vez más, mi vida en España; pero esta vez fue por temas laborales… Florencia es una ciudad espectacular y realmente bonita, pero esta es la diferencia entre irte a otro país por que quieres, y marcharte por obligación.
Ahora vivo tachando los días en el calendario para volver a casa en unos meses y sentir de nuevo el calor de lo conocido, pero será tan sólo por un tiempo determinado. Mis planes de futuro los comparto con mi pareja; tanto él como yo, nos enamoramos de Asia, y en muy poquito tiempo, estaremos construyendo nuestra vida allí, por fin juntos.
Creo que no nos damos cuenta de lo bonito que es viajar, hasta que llegamos a casa y posamos la cabeza sobre la almohada que lleva nuestro olor. Pienso que levantarse solo en un sitio extraño, es una de las mejores sensaciones que podemos llegar a experimentar.
Creo que viajar no tiene fin cuando hay mundo aun por conocer, así que hazme caso: sé complejo y sé feliz. Toma decisiones porque gracias a ellas, hacemos las maletas y nos aventuramos a recorrer mundo y probar experiencias nuevas.